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SINAXARIÓN
DEL CALENDARIO LITÚRGICO MARONITA

j | Octubre 17

SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, PATRIARCA Y MÁRTIR (35-108/110)

san dimas el buen ladrón

San Ignacio de Antioquía, también conocido como "el portador del fuego", fue un escritor y uno de los primeros cristianos primitivos. Llegó a convertirse en obispo de Antioquía. Escribió una serie de carta que ahora forman parte central de la colección posterior conocida como los Padres Apostólicos. Sus cartas también sirven como un ejemplo de teología cristiana primitiva en las que se abordan temas que incluyen la eclesiología, los sacramentos y el papel de los obispos. San Ignacio de Antioquía fue el primero en usar la frase "Iglesia católica" (Iglesia universal) por escrito, que todavía está en uso hasta el día de hoy.

San Ignacio, obispo y mártir, que, siendo discípulo de San Juan Apóstol, fue el segundo sucesor de San Pedro en la Iglesia de Antioquía, y que, bajo el domino del emperador Trajano, fue llevado a Roma y condenado al suplicio de las fieras salvajes, y coronado con un glorioso martirio. Durante el viaje, mientras él experimentaba la ferocidad de los guardias, similares a la del leopardo, escribió siete cartas a diferentes iglesias, en la que exhortó a los hermanos a servir a Dios en comunión con los obispos y a que no impediesen que él muriese sacrificado como víctima por Cristo.

Antioquía era una ciudad famosa en Asia Menor, en Siria, al norte de Jerusalén. En esa ciudad (que era la tercera en el imperio Romano, después de Roma y Alejandría) fue donde los seguidores de Cristo empezaron a llamarse "cristianos".

De esa ciudad era obispo San Ignacio de Antioquía, el cual se hizo célebre porque cuando era llevado al martirio, en vez de sentir miedo, rogaba a sus amigos que le ayudaran a pedirle a Dios que las fieras no le fueran a dejar sin destrozar, porque deseaba ser muerto por proclamar su amor a Jesucristo.

Sus inicios como discípulo
Dicen que San Ignacio de Antioquía fue un discípulo de San Juan Evangelista. Por 40 años estuvo como obispo ejemplar de Antioquía que, después de Roma, era la ciudad más importante para los cristianos, porque tenía el mayor número de creyentes.

El emperador Trajano dio la orden de que pusieran presos a todos los que no adoraran a los falsos dioses de los paganos. Como San Ignacio se negó a adorar esos ídolos, fue llevado preso y entre el perseguidor y el santo se produjo el siguiente diálogo.

●¿Por qué te niegas a adorar a mis dioses, hombre malvado?

●No me llames malvado. Más bien llámame Teóforo, que significa el que lleva a Dios dentro de sí.

●¿Y por qué no aceptas a mis dioses?

●Porque ellos no son dioses. No hay sino un solo Dios, el que hizo el cielo y la tierra. Y a su único Hijo Jesucristo, es a quien sirvo yo.

Sus escritos como prisioneros
El emperador ordenó entonces que San Ignacio de Antioquía fuera llevado a Roma y echado a las fieras, para diversión del pueblo. Fue llevado encadenado y preso en un barco desde Antioquía hasta Roma en un largo y penosísimo viaje, durante el cual el santo escribió siete cartas que se han hecho famosas. Iban dirigidas a las Iglesias de Asia Menor.

En una de esas cartas, San Ignacio de Antioquía dice que los soldados que lo llevaban eran feroces como leopardos; que lo trataban como fieras salvajes y que cuanto más amablemente los trataba él, con más furia lo atormentaban.

El barco se detuvo en muchos puertos y en cada una de esas ciudades salían el obispo y todos los cristianos a saludar al santo mártir y a escucharle sus provechosas enseñanzas. De rodillas recibían todos su bendición. Varios se fueron adelante hasta Roma a acompañarlo en su gloriosos martirio.

Con los que se adelantaron a ir a la capital antes que él, envió una carta a los cristianos de Roma diciéndoles:

"Por favor: no le vayan a pedir a Dios que las fieras no me hagan nada. Esto no sería para mí un bien sino un mal. Yo quiero ser devorado, molido como trigo, por los dientes de las fieras para así demostrarle a Cristo Jesús el gran amor que le tengo.

Y si cuando yo llegue allá me lleno de miedo, no me vayan a hacer caso si digo que ya no quiero morir. Que vengan sobre mí, fuego, cruz, cuchilladas, fracturas, mordiscos, desgarrones, y que mi cuerpo sea hecho pedazos con tal de poder demostrarle mi amor al Señor Jesús".

Recepción en Roma
Al llegar a Roma, salieron a recibirlo miles de cristianos. Y algunos de ellos le ofrecieron hablar con altos dignatarios del gobierno para obtener que no lo martirizaran. Él les rogó que no lo hicieran y se arrodilló y oró con ellos por la Iglesia, por el fin de la persecución y por la paz del mundo.

Como al día siguiente era el último y el más concurrido día de las fiestas populares y el pueblo quería ver muchos martirizados en el circo, especialmente que fueran personajes importantes, fue llevado sin más al circo para echarlo a las fieras. Era el año 107.

Muerte de San Ignacio de Antioquía
Ante el inmenso gentío fue presentado en el anfiteatro.San Ignacio de Antioquía oró a Dios y en seguida fueron soltados dos leones hambrientos y feroces que lo destrozaron y devoraron, entre el aplauso de aquella multitud ignorante y cruel.

Así consiguió San Ignacio de Antioquía lo que tanto deseaba: ser martirizado por proclamar su amor a Jesucristo.

Algunos escritores antiguos decían que San Ignacio de Antioquía fue aquel niño que Jesús colocó en medio de los apóstoles para decirles:

"Quien no se haga como un niño no puede entrar en el reino de los cielos" (Marcos 9,36)

San Ignacio de Antioquía dice en sus cartas que María Santísima fue siempre Virgen.Él es el primero en llamar Católica, a la Iglesia de Cristo (Católica significa: universal).


Fuente: maronitas.org

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